Si hablamos de La Rioja, lo primero que inevitablemente se nos viene a la cabeza son sus celebérrimos vinos. Se trata, con toda probabilidad, de la Denominación de Origen más conocida de España, que ocupa por derecho propio un lugar más que destacado en el panorama vitivinícola internacional.
La Rioja es vino y el vino es La Rioja. Es su principal seña de identidad y está presente desde tiempos inmemoriales en su Historia, cultura y tradiciones.
Pero es que, además, esta arraigada cultura del vino va indisolublemente unida a la pasión de los riojanos por la buena mesa, y es en la confluencia de ambas donde reside la particular idiosincrasia de esta maravillosa tierra de gente cálida y cercana. Porque, si en algo son especialistas los riojanos, es en elevar a la categoría de arte la combinación de un vino, un pincho y una buena conversación.

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Pinchos y Chatos Logroño

Logroño es la capital de La Rioja. Cuenta con poco más de 150 mil habitantes y es paso obligado para todos aquellos peregrinos que se aventuran a hacer el Camino de Santiago. Y, si aquí el vino es Ley, ir de pinchos es religión y en la famosa calle Laurel encontraremos la Tierra Prometida.

Situada en pleno Casco Histórico de la ciudad, a un paso de la céntrica Plaza del Espolón, la zona de pinchos conocida popularmente como “La Laurel” está compuesta por la calle del mismo nombre y sus aledañas Albornoz, San Agustín y Travesía del Laurel. A veces también se suele incluir la vecina calle San Juan, pero el núcleo principal y más tradicional es el compuesto por las cuatro primeras, que aglutinan más de 60 bares en apenas 200 metros. Es la popularmente conocida como “Senda de los elefantes”, por aquello de que si se te va la mano visitando sus establecimientos, es muy posible que acabes trompa y a cuatro patas.

Aquí los bares y restaurantes se sitúan puerta con puerta, cada uno con su especialidad, y la oferta gastronómica se antoja infinita. Podemos encontrar desde las tascas de toda la vida que ofrecen un solo pincho, basado en la calidad del producto y el buen hacer que otorga la experiencia, hasta locales de corte más vanguardista con barras inabarcables que en nada tienen que envidiar a las de San Sebastián. Es la zona más viva y divertida de la capital riojana, el auténtico epicentro de su vida social, donde niños y mayores pueden disfrutar y dejarse llevar por la mezcolanza de olores, colores y sabores que allí se dan cita en cualquier época del año.

Os invitamos a adentraros en esta suculenta yincana gastronómica a través de sus pinchos imprescindibles. Dada la impresionante oferta, está claro que no pueden estar todos los que son, pero sí son todos los que están. Así que, ¡salud y buen provecho!

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1. Bar Soriano. Champiñón

Fundado en 1972, el Soriano es una auténtica institución en la ciudad y su pincho estrella (el único), un emblema de la gastronomía riojana en miniatura. Se puede decir que si no te has comido “un champi” en el Soriano, no has estado en Logroño.

La propuesta es tan sencilla como redonda: tres champiñones cocinados hasta su punto justo en una plancha, colocados sobe una rebanada de pan y coronados con una pequeña gambita. Todo ello regado con su sabrosa salsa secreta, en la que, como máximo, se pueden llegar a adivinar ajo, aceite y vinagre.

Un bocado tan simple como espectacular, que hace las delicias de niños y adultos por igual. Se recomienda ir temprano, porque es uno de esos bares que siempre están hasta la bandera. Por algo será.

Dirección: Travesía del Laurel, 2.

Tlf: 941 22 88 07.

Precio aproximado: “Champi” + corto de cerveza: 2,30 euros.

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Bar soriano – Champiñón

2. Bar Lorenzo. Tío Agus

Otro de los pinchos míticos de la zona es el que lleva por nombre “Tío Agus”. Se trata de un bollito de pan caliente relleno de pedacitos de lomo de cerdo adobado al estilo de los pinchos morunos (que son su otra especialidad), y bañados con, de nuevo, una salsa secreta, esta vez con nombre propio: la de la abuela Damiana, en la que se intuyen ingredientes parecidos a los de la salsa anterior, y que le confieren un sabor y una jugosidad impresionantes.

Suele tener mucho tirón entre los más jóvenes y también suele estar bastante lleno, así que recomendamos visitarlo a primera hora.

 Dirección: Travesía del Laurel, 4.

Tlf: 941 20 09 29.

Precio aproximado: Tío Agus + vino joven: 2,90 euros.

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Pincho Tío Agus

3. Bar Charly. Morro de cerdo frito.

Flanqueado por los dos primeros encontramos el Bar Charly. Con treinta años de actividad a sus espaldas, su oferta es más amplia que la de sus aledaños y además dispone de un pequeño salón en el que podemos disfrutar de un rato de calma.

Bonito encebollado, pimientos rellenos de carne y tigres (croquetas de mejillón servidas en su propia concha) son algunas de sus especialidades. pero es sin duda el morro de cerdo frito espolvoreado con sal gorda, crujiente por fuera y esponjoso por dentro, el que ha puesto a este local en el mapa de los imprescindibles de “la Laurel”.

Tal vez por su semejanza con las clásicas cortezas de cerdo, éste es otro de esos pinchos por los que suelen tener predilección los más pequeños, aunque los mayores no tardarán mucho en volverse adictos a este manjar.

Dirección: Travesía del Laurel, 2.

Tlf: 680 82 24 00.

Precio aproximado: Morro + vino joven: 2 euros.

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Morro de cerdo frito

4. El Perchas. Orejita de cerdo rebozada.

El Perchas es otro de esos locales considerados un templo del tapeo riojano. Abrió sus puertas en 1955 y, aunque a finales 2014 echó el cierre, causando un malestar generalizado entre sus muchos feligreses que no dudaron en declarar un “periodo de luto” en las redes sociales, a finales de 2015 volvió a abrir, remodelado pero fiel a su espíritu original.

Y es que su oreja de cerdo rebozada, servida entre dos rebanadas de pan, es lo que hoy se conocería como un “must” de la gastronomía local. Un pincho rotundo y contundente, pero a la vez suave y con un regusto inigualable. Hasta los más reacios a la casquería (que, por otra parte, conviene recordar que está de moda), caerán rendidos ante la singularidad de esta pequeña joya.

 Dirección: Travesía del Laurel, 3.

Tlf: 941 22 00 77.

Precio aproximado: Oreja rebozada + corto de cerveza: 2,80 euros.

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Orejita de cerdo rebozada

5. Bar Cid. Setas a la plancha.

“Si bebes para olvidar, acuérdate antes de pagar”, reza uno de los muchos azulejos que decoran este pequeño local de sabor añejo. Adentrarse en el Bar Cid es como hacer un viaje al pasado. Aquí todo destila autenticidad, y su pincho estrella, ese que llevan sirviendo más de tres décadas, no puede ser menos. Porque aquí se viene a comer setas.

Ya sea en raciones, medias raciones o pinchos, las setas son las protagonistas absolutas. No en vano, La Rioja proporciona más de la mitad de la producción micológica de España, y aquí son muy conscientes del privilegiado producto que tienen entre manos, como deja claro la tremenda montaña de setas de cultivo que se apila a un lado de la barra.  Pincho sabroso y ligero donde los haya, es tremendamente recomendable para hacer un impasse desengrasante.

 Dirección: Travesía del Laurel, s/n.

Tlf: 941 22 82 56.

Precio aproximado: Pincho de setas + corto de cerveza: 2 euros.

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Bar Cid – Setas a la plancha

6. Blanco y Negro. Matrimonio

Se trata del bar más antiguo de Logroño. Abierto a finales del siglo XIX, el “Blanco y negro” es el germen de la que hoy es una de las zonas de tapeo más famosas de España, y sigue siendo una de las paradas obligadas de la “Senda de los elefantes”  Situado estratégicamente al principio de la Travesía del Laurel, su aspecto acogedor es lo primero que llama la atención.

Aquí se llevan mucho los pinchos de bonito (de vergüenza), bacalao ahumado y, para los más atrevidos, sus deliciosas bruschettas, como la de queso de cabra y jamón. Pero es sin lugar a dudas su famoso “matrimonio” el que hace de este local un lugar único. A saber: un bollito caliente recién horneado, relleno de anchoas, boquerones en vinagre y pimientos verdes fritos (tres cosas, no dos). Es, sin duda, un matrimonio bien avenido al que merece la pena arrimarse.

Dirección: Travesía del Laurel, 1.

Tlf: 941 22 00 79.

Precio aproximado: Matrimonio + vino joven: 2,80 euros.

7. Bar Jubera. Patatas Brava.

Si preguntas a los locales que ronden la cuarentena por alguno de los bares imprescindible de “la Laurel”, es muy probable que el nombre del Jubera salga a relucir.  Fundado en 1980 bajo la que ya podemos conocer como “filosofía del monopincho”, el Jubera ha sido lugar de encuentro y reunión de muchas generaciones de logroñeses.

Y es que tomarte un vino y una ración de sus célebres bravas no sólo es exquisito al paladar, sino que lleva consigo la virtud de trasladarnos a otra época. Tienes dos opciones: las clásicas bravas, con su mayonesa casera y su salsa picante, o las que carecen del picante. Nosotros recomendamos las primeras, que tienen un poquito más de chispa, pero tendrás que asegurarte de que no falte una buena copa de vino cerca, por lo que pueda pasar.

Dirección: Calle Laurel, 18.

Precio aproximado: Ración de bravas + vino joven: 4 euros

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Bar Jubera – Patatas bravas

8. Bar Villa-Rica. Zapatilla.

Situado en la esquina de la calle Laurel con la calle Albornoz, el Villa-Rica es otro de esos bares de toda la vida con pocas especialidades pero ejecutadas con maestría. Su pincho estrella es sin duda la famosa “zapatilla”, que no es más (ni menos) que una rebanada de pan payés con aceite de oliva, tomate y una fina loncha jamón serrano, todo ello pasado por la plancha.

Una ligera variación del conocido “pa amb tomaquet” catalán, que se sirve calentita y normalmente doblada por la mitad. Por su envergadura y contundencia, éste es uno de esos pinchos que se suelen dejar para el final de la noche. Pero bueno, aquí se viene a comer pinchos, así que, ¿quién dijo miedo?

Dirección: Calle Albornoz, 1.

Tlf: 941 20 45 98.

Precio aproximado: Zapatilla + corto de cerveza: 2,70 euros.

9. Bar Sebas. Tortilla.

Es el pincho nacional por antonomasia, el rey indiscutible del panorama gastronómico en miniatura. Jamás algo tan humilde dio tanto que hablar y en el Bar Sebas son muy conscientes de la responsabilidad que esto conlleva.

El resultado es sencillamente espectacular: una generosa porción de tortilla de patatas cocinada en su punto justo, melosa pero bien trabada en su interior, en la que destaca el uso de una materia prima de primer nivel. Además, se puede elegir con o sin picante, algo muy típico por estos lares.

También son muy recomendables sus otras tortillas: de jamón serrano, de bacalao, de anchoas y de chorizo, y son imprescindibles sus pimientos rellenos de carne o de bacalao. Especial mención requiere en este local su bodega, que ofrece más de 130 referencias entre tintos, blancos y rosados de la tierra.

Dirección: Calle Albornoz, 3.

Tlf: 941 22 01 96.

Precio aproximado: Pincho de tortilla + corto de cerveza: 2,50 euros.

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Bar Sebas tortilla pincho

Información adicional y recomendaciones.

– Durante toda la semana, los bares suelen abrir sobre las 12:00 y cerrar después de la hora de comer, entre las 15:30 y las 16:00. Por la tarde retoman su actividad a partir de las 20:00 hasta las 23:30, aproximadamente.

– El fin de semana es el periodo de mayor afluencia. Aunque merece la pena vivir el ambiente único que allí se crea, si vamos con niños o queremos algo más tranquilo, es recomendable ir a primera hora.

– Como en gran parte del norte de España, Logroño tiene su propia nomenclatura a la hora de pedir la bebida. Como se trata de visitar varios bares a lo largo de la jornada, recomendamos pedir “cortos” en lugar de cañas (un corto equivale más o menos a media caña) y a la hora del vermut, un “Marianito” (Vermut rojo o blanco en formato pequeño) Para los niños, el mosto es un clásico de la ciudad.

– Con respecto al vino, conviene señalar que si pides simplemente “un vino” te servirán una copa de Rioja Joven. Así que, si te apetece algo más sofisticado, como un crianza o un reserva, acuérdate de especificarlo.

About the Author: Javier Fernandez

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