Málaga en un día – Descubriendo el centro histórico

Gastronomía, cultura, tradición, historia, innovación. La ciudad de Málaga es un crisol de oportunidades para disfrutar de unas vacaciones completas. También lo es cuando el tiempo apremia y, por eso, os proponemos un recorrido por el centro de la ciudad perfecto para las visitas de una sola jornada. Una guía con los puntos más interesantes para responder a la pregunta que muchas personas se hacen cuando llegan a la capital de la Costa del Sol: ¿qué puedo hacer en Málaga en un día?

Partiendo de La Plaza de la Marina, a un paso del Puerto de Málaga, la primera sorpresa la ofrece la calle Larios. Remodelada recientemente, esta vía permitió ordenar el urbanismo malagueño a finales del siglo XIX y poco a poco se ha convertido en una de las zonas comerciales más importantes de España.

Es, además, uno de los ejes de eventos como la Semana Santa o la Feria, pero también un hervidero de turistas, trabajadores y vecinos en su vida diaria.

A unos metros se levanta el precioso Mercado de Atarazanas, construido originalmente como astillero nazarí en el siglo XIV, cuando el Mediterráneo bañaba su límite sur. Tras caer en desuso fue utilizado como cuartel y hospital militar, hasta que a finales del siglo XIX se remodeló para acoger un mercado. Renovado hace apenas unos años, hoy es uno de los edificios más interesantes de Málaga.

Por un lado, por su exterior, que aún ofrece una imagen del viejo edificio árabe gracias a su puerta de acceso así como una preciosa vidriera -en su fachada posterior- que representa algunos de los monumentos de Málaga.

Y, por otro, por su interior, que acoge numerosos puestos de frutas, verduras, carnes y pescados, que sirven para conocer la amplia variedad de productos que nacen en las diferentes comarcas malagueñas, desde las hortalizas del Valle del Guadalhorce a los subtropicales de La Axarquía. También hay varios puestos convertidos en pequeños bares donde saborear de una manera informal la gastronomía malagueña.

Junto al mercado hay una serie de callejuelas que esconden bonitos secretos. La iglesia de San Juan y la calle de las Cinco Bolas es uno de ellos, pero también la Plaza de Camas,  uno de los pocos espacios abiertos del centro histórico.

A su lado, la calle Cisneros, más tarde llamada Especerías, se encamina hacia la Plaza de la Constitución, uno de los ejes vitales de Málaga.

Aunque antes merece la pena desviarse por calle Salvago hasta calle Compañía, donde se ubican la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús y el Museo Carmen Thyssen Málaga, que cuenta con una estupenda colección de pintura española de finales del siglo XIX y comienzos del XX, con obras de artistas como Sorolla o Romero de Torres.

En la Plaza de la Constitución, una pequeña calle se adentra por el Pasaje de Chinitas, un lugar con tanta historia como leyendas. Pequeños restaurantes, viejos negocios tradicionales y una intensa vida vecinal se adueñan de un trazado casi laberíntico que merece ser recorrido con pausa.

Una opción es dirigirse al sur para llegar a la calle Salinas, que desemboca en la Plaza del Obispo y la entrada principal de la Catedral de Málaga. Otra opción es seguir la senda de la calle Santa María para, también, terminar el paseo junto al principal edificio religioso de Málaga.

Construida entre los siglos XVI y XVIII se le conoce popularmente como ‘la manquita’, ya que una de sus torres nunca se terminó por falta de presupuesto.

Se puede visitar el interior del templo, así como el exterior de sus bóvedas, que -a modo de terraza- ofrecen unas preciosas vistas panorámicas sobre la ciudad.

Las entradas se pueden comprar aquí

Desde allí, la calle Císter se dirige hacia el Museo de Málaga. Inaugurado a finales de 2016, es el de mayor tamaño de toda Andalucía: alberga las colecciones del Museo de Bellas Artes de Málaga y el Museo Arqueológico Provincial de Málaga. Dispone de 15.000 referencias arqueológicas y una amplia colección pictórica de 2.000 obras, la mayoría de los siglos XIX y XX.

Este espacio se encuentra junto a otros de los puntos más interesantes de la capital malagueña: el Teatro Romano (levantado en el siglo I a. C.), así como el acceso de entrada a la La Alcazaba árabe (construida entre los siglos XI y XIV).

Ambos sirven para comprender la importancia que las diferentes culturas han tenido en la ciudad desde que fuese fundada por los fenicios.

La ruta puede continuar desde ahí hacia la Plaza de la Merced, la misma donde Pablo Picasso pasó su infancia: de hecho, en una de sus esquinas se puede conocer su casa natal. Un lugar luminoso y ambientado con numerosos bares y restaurantes con amplias terrazas para disfrutar del sol malagueño, como el vegetariano Cañadú o el tradicional Cortijo de Pepe.

La calle Granada desciende desde ahí para pasar junto a la iglesia de Santiago, una de las primeras en ser construidas al comienzo del siglo XVI tras la toma de Málaga por las tropas cristianas.

La vía deja a un lado bonitos negocios históricos como el ultramarinos Zoilo (repleto de productos típicos y bocados gourmet), pero también uno de los establecimientos más clásicos de la ciudad: El Pimpi, junto a la coqueta Plaza de la Judería. Un poco más abajo aparece la calle San Agustín, estrecha, adoquinada, con una interesante oferta gastronómica y, también, puerta de entrada al Museo Picasso Málaga. El perfecto lugar para conocer bien la obra del genial pintor malagueño.

A partir de ahí, merece la pena dejarse llevar por las callejuelas del centro: Beatas, Plaza de Uncibay, Plaza del Siglo… para aparecer siempre, de nuevo, en calle Larios, principio y final de cualquier recorrido por el centro de Málaga.